Últimamente, en la pachanga futbolera del calentamiento, invertimos gran cantidad de la energía que hemos acumulado durante el día, llegando al punto que, en algunos momentos, aquello parece una jaula de MMA donde vale casi todo para marcar gol.
Lo cual tiene dos puntos muy positivos desde mi punto de vista; el primero que estamos desarrollando el Zanshin hasta niveles insospechados (nunca sabes por donde te va a llegar la carga, segada o zancadilla de turno) y el segundo es que, cuando llega Sensei Artola, estamos tan reventados que vamos suaves como la seda el resto del entrenamiento xD.