viernes, 2 de febrero de 2018

Ocho años en esto del Aikido


- "El ocho es el número natural que sigue al siete y precede al nueve" - Wikipedia

Hoy hace ocho años exactos de mi primera clase de Aikido, ocho ya... al final no son nada, pero hay que estar ahí, al pie del cañón. Ni le pongo ni le quito mérito a llevar ocho años desgastando los tatamis de forma constante, solo recalco que son ocho años ya, ni más ni menos, por si alguien me leyera hoy y le pudiera resultar interesante el dato. Sin más.

Me siento viejo, aunque mi amatxi siempre me corregía y apuntaba: "viejos son los trapos, las personas son mayores". Yo me siento viejo como un trapo. Esta sensación la llevo arrastrando durante los últimos meses, el último año quizás. Algún día os tengo que hablar de mi amatxi, era más maja que las pesetas y quizás la mejor persona que he conocido, aunque bueno, supongo que para casi todo el mundo sus abuelas son las mejores. Yo tenía dos excepcionales.

El tatami ya no es mi reducto. Antes, entrenar, era disfrutar de mi escondite apartado de la realidad, desconectar de la rutina, un lugar sin intenciones más allá de aprender y disfrutar. Alguien se encargó de sabotear el fortín desde dentro, de humanizarlo, colmarlo de egoísmo y ansias de poder. Mi refugio eran los tatamis, pero ya no. Deshonrosa hazaña del perpetuo postulante. Recogerás lo que siembres tyrannus, líbrate del día de la cosecha.

Encuentro esos momentos todavía, esos en los que te paras un instante y piensas que ha merecido la pena ir. Se van tan rápido como llegan, pero tienen fuerza. Son como un rayo en una noche oscura, te iluminan la escena el tiempo suficiente como para almacenarla en tu cabeza y continuar el camino de memoria. No ves los detalles, pero más o menos te orientas y sigues. Alta probabilidad de caer a un pozo oscuro y sin fondo. Me da igual, arriesgo.

Las gentes del Aikido, lo mejor. No todas, pero si su inmensa mayoría. Son como un ancla, un trozo de metal que impide mi marcha. Brillante áncora que evita mi deambular. Cada vez menos, cada vez más difícil. Han resistido, resisten y resistirán. No todos, pero si unos pocos. Pretorianos melancólicos. Testigos silenciosos de tiempos mejores. Muchas gracias por ser, estar, padecer y entrenar.

Una vieja gloria, ese es mi sentir. De nuevo viejo pero sin gloria alguna. Ya lo dijo el Robe: "Solo quiero que la ola que surge del último suspiro de un segundo, me transporte mecido hasta el siguiente". En puerto no se está tan mal. Fondeado hoy y remando mañana. No quiero una vela ni viento que me adentre en el océano del Aikido. Soy feliz en la orilla del Budo. Aquí hago pie y no me arrastra la corriente.

Se que tengo los días contados y contados están. Miles de palabras en esta pequeña bitácora lo atestiguan. Muchos más quedan por contar. Hoy comienza el octavo año de mi caminata.

6 comentarios:

  1. Buenos días Guillermo,
    Una interesante y triste reflexión. Eres joven y es pronto para dejar el Aikido. Pero bueno quien te lo está diciendo, la persona que hace más de dos años que no lo practica, aunque lo mio de alguna forma tiene sentido, desde que no practico ya no tengo problemas con mis rodillas, se que iré a alguna clase aislada o a algun curso, pero practicarlo a diario ya me será imposible. Por eso digo que tu eres joven, disfruta mientras puedas. Muchas gracias por tus pensamiento, buen fin de semana y un abrazo

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    1. Muchas gracias por tu comentario Carina, por este y por todos. No siempre las reflexiones son alegres o sesudas, a veces hay que abrir el vientre y sacar las entrañas.

      Un abrazo y buen fin de semana!

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  2. Muy buena reflexión Guillermo. Yo cumpliré 8 años de practicante el próximo mes de mayo y enpecé con 44 años. Mi cuerpo y progresión hacen que me replantee si continuar o no...pero aunque con dudas ahí estoy. La conclusión es que como dice mi maestro al que tu conoces muy bien. El Budo es un trabajo y camino personal. Todos tememos nuestros retos y motivaciones. Y despues de la práctica siempre acabas pensando lo mucho que te gusta, lo que has empezado a comprender y lo mucho que te queda por aprender. Pase lo que pase al final una cosa es segura. Vale la pena!!! Un gran abrazo desde Bcn. Ignasi

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    1. Qué alegría leerte de nuevo Ignasi! Tanto tu como Sensei Traver sois personas y budokas excelentes y siempre me ha servido de mucho en mi camino vuestras aportaciones. Es muy interesante lo que planteas en tu comentario, le daré una vuelta.

      Un abrazo.

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  3. lo mio no es ni escribir ni reflexionar...pero en el tatami nos hemos de encontrar,,,,,y lo sabes....PdV.

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    1. Lo se, lo se PdV, y siempre es grato encontrame contigo dentro y fuera del tatami.

      Un abrazo.

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