Una tarde primaveral la del pasado sábado, perfecta para encaminar mis pasos (en este caso mis ruedas) a la ciudad del Ega, donde una temperatura de veinte grados y un sol radiante en todo lo alto nos esperaban para disfrutar del entrenamiento conjunto de Aikido que allí teníamos apalabrado.
Finalmente dos docenas de aguerridos aikidokas nos juntamos sobre el tatami, provenientes de Estella, Pamplona, Villava y Lodosa, que, como siempre, logramos crear un ambiente de camadería genial con Aikido y sonrisas a partes iguales.