La encrucijada del daimyo Toshio Suzukawa

Hoy toca jueves de darle al coco, espero que a nadie se le fundan los plomos por la falta de costumbre jejejeje. Hace unas semanas Sensei Monreal nos lanzó un "enigma" antes del entrenamiento que me pareció muy curioso y entretenido, y hoy decido compartirlo con todos vosotros.

He realizado una pequeña adapatación del mismo a la temática samurai para darle un poco más de interés y acoplarlo un poco a la línea que habitualmente sigue el blog; espero que se entienda bien y paséis un rato entretenido intentando averiguar una solución para Toshio Suzukawa, un Daimyo en apuros...

Se acercaba el día de la recaudación en el castillo gobernado por el Daimyo Toshio Suzukawa, un hombre recto y amado por todos sus súbditos, no solo por su honorable comportamiento si no por su amabilidad y piedad durante largos años.

Hasta los oídos de Toshio llego el rumor de que uno de sus diez recaudadores estaba robando parte del tributo en cada entrega, quedándose para si mismo un kilo de los diez que llenaban cada saco de arroz aportado por los agricultores.

Toshio siempre había sido un hombre confiado y nunca se había molestado en pesar saco por saco la aportación de cada recaudador, y por ello se encontraba ahora en una encrucijada: No quería perder la confianza mostrada por sus nueve leales recaudadores ni dejar impune al ladrón, así que debía ingeniar un plan audaz para sacar a la luz el timo y dar un golpe de efecto.

Durante horas pensó sobre el asunto en soledad, a sabiendas que no podía compartir su encrucijada con sus consejeros ya que existía el riesgo de que su plan llegara a oídos del recaudador infame y consiguiera librarse del castigo. Tampoco podía ordenar llevar la balanza de pesaje al patio del castillo ya que ésto alertaría de igual manera.

Cansado ya de no encontrar solución alguna, decidió salir del castillo y dar un paseo por los caminos cercanos en busca de la inspiración de los Kami. Caminaba absorto en sus pensamientos hasta que se fijó en un sucio Ronin que disfrutaba de una botellita de sake sentado bajo un pequeño cerezo.

El Ronin al ver acercarse al Daimyo le saludó sin levantarse y le invitó a degustar la bebida. Una vez vaciada la botellita y con los últimos rayos de sol alumbrando en el horizonte el Ronin afirmó: "Honorable samurai, usted tiene una pregunta y yo una respuesta, hable libremente pues nadie más que los pájaros que revolotean podrán escucharle"

Toshio, por algún motivo desconocido, decidió confiar en aquel Ronin que tan amablemente había compartido su sake sin conocerle de nada ni pedir nada a cambio, así que le relató el dilema que le rondaba la cabeza desde hacía horas. Tras la explicación del Daimyo, el Ronin sonrió y sentenció: "como le prometí tengo una respuesta a su pregunta, usted necesita reunir a sus recaudadores y la mercancía en el mismo recinto, y con una sola pesada podrá descubrir al malechor, le explicaré como hacerlo, es muy sencillo..."

Ahora es vuestro turno queridos lectores: si cada uno de los diez recaudadores aporta diez sacos de arroz de diez kilos de peso cada uno, cómo se podría averiguar cual de ellos es el ladrón realizando una única pesada en total?