"El cielo y la tierra perdurarán
Ríos y montañas nunca cambiarán sus sendas
El mundo observa el ritmo de las estaciones
Marchitado por la nieve, restaurado por el sol
Pero un hombre no es su igual
En un breve lapso de tiempo nace,
Vive y pasa al vacío.
No hay forma de trascender la vida
Así debe ser, y así es.
Así que vive tu tiempo mientras puedas
Y cuando te ofrezcan vino no lo rechaces"
Escrito por la Grulla Gris
Algunos hombres te hablarán sobre sus duelos como si contaran piedras sobre la playa. Yo no puedo. No sé cuantos duelos he luchado, y no puedo contarte cuántas veces he respirado. Contarlos deshonraría a los hombres que cayeron ante la espada, y transformaría lo instintivo en algo artificial. El duelo es un arte natural, uno que debe practicarse por encima de todo lo demás, y cuya recompensa por la perfección no es nada más que la propia vida. Llevar una espada debería ser tan natural como estar vivo. La espada debe estar viva en ti. Las posiciones son su paso, y el ritmo de los golpes el que habla de un guerrero. El honor es el corazón del duelo, el aliento y la sangre de la espada.
La espada de un guerrero:
Comprender la senda de la espada está dentro de la comprensión del propio cuerpo. Para lograrlo, debe haber un tiempo de meditación y contemplación del yo. El portador debe ser forjado, igual que la espada. El cuerpo debe prepararse. No ha habido nunca una espada que no haya sido forjada hasta que su acero estuviera listo, y no debe haber un guerrero que porte una espada a menos que él también haya soportado los fuegos de la forja. Disciplina y práctica, estos son los fuegos que endurecen al estudiante de la espada, y humildad es la nieve en la que debe ser templado. La posición, las manos, y el ojo deben ser entrenados, permitiendo una respuesta rápida y correcta ante cualquier situación. Cada vez que golpee a un oponente, la espada y el cuerpo deben ser uno solo. Fortaleciendo su espíritu así como el cuerpo, las profundidades del alma se convertirán en el acero de la espada. Para ser uno con la espada, el practicante debe aprender paciencia, perseverancia y humildad. Para lograrlo, debe haber un centenar de días con la mano, un millar de días con la lanza, y diez mil días con la espada...
Extraido de: "The way of the Crane", Legend of the five rings, 1st Edition
Buenos días Guillermo,
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir este texto y el bonito poema,
un abrazo
A pesar de estar extraido de un libro de ficción, me ha parecido un texto ineresante, me alegro que te haya gustado, del poema no tenía duda ;-)
EliminarUn abrazo Carina.
Hola, Guillermo,
ResponderEliminarMuy verdadero este poema, es una sintesis del pensamiento Zen, interesante porque se asemeja al contenido de una entrevista Inoue Sensei.
Muchas gracias por compartirlo.
Abrazo.
Se supone que es un tratado sobre la espada desde el punto de vista de una escuela de duelos de Iaijutsu. El poema me ha encantado, en próxima entregas pondré alguno más.
EliminarUn abrazo Ricardo.