ZORIONAK!!!
Antes de todo, tengo que agradecer a Guillermo por dejarme un hueco en
este espacio tan ajetreado. Guillermo ha sido muy amable, fiel y honesto
conmigo, siempre, que ha sido por mis temas de Aikido o por mi Arte y
con un nivel de respeto que dudo bien merecido, bien acepto con brazos y
corazón abiertos!!!! Quiero felicitarle, a la vez que a Ricardo, por
sus Shodanes, y enhorabuena a sus ukes!!!! Ya hemos pasado los tres un
tramo asombroso!!!! Inolvidable.
Y en cuanto a mi Shodan... Me encantaría primero agradecer a mis compañeros de Aikido Villava que 3 veces a la semana hemos podido practicar juntos el Aikido, y con quienes he podido aprender muchísimo, sobre todo con la confianza de los más veteranos como Patxi Yoldi, David Remírez e Iñaki Ventura, y más otros alumnos. (Aquí no puedo resistir a mencionar mis pocas compañeras que para mi, siempre son esenciales, cada día, y que siempre vivo con mucha alegría sus presencias en el tatami- Maite, Berta, Elena y Nuriii). Y para agradecer a Javier Bravo, mi profesor y a finales de mes convertido-marido, no sabré exactamente y adecuadamente como agradecerle.
Sensei Dick Stroud del MIT Boston, un hombre negro, pequeño pero robusto de más de 70 años, con los ojos brillando de malicia como un niño más majico con un tanto escondido a la espalda, es el responsable por haberme introducido en sus clases de Aikido, y de primeras a Javier, con mucho celo infantil y a la vez con el corazón más amoroso del mundo. Sensei Stroud me forzó el Aikido y supo humillar mi rebeldía de tal forma que ahora entiendo que quiso trazar una trayectoria muy importante en mi vida. En esta época, ni sabía mi derecho de mi izquierda, ni era consciente de la coordinación posible entre mis pies y manos, cabeza, mente, alma.
El año siguiente, cuando vine aquí a vivir en España, me dio la bienvenida Javier Zubieta en el tatami de su pueblo, e inmediatamente empezé las clases de Aikido con Javier Bravo, en Villava, siguiendo con mi des-coordinación alucinante y rebeldía (no había forma de hacer los ukemis en el suelo, que no, que no y no!!!). Javi tuvo mucha paciencia y dedicación conmigo y poco a poco me transmitió de que se trataba el Aikido. A la vez que yo, empezó Dani, que ya no practica, pero que íbamos progresando juntos. Como Sensei Stroud, Javier no me perdonaba las cosas. Hoy, quiero decirlo quizás con mi 'kyai' más alto: Domo Arigato Gosaimashita Javi por tu perseverancia y exigencia (--pero eso no significa que ahora me puedes cascar como hacen nuestros gatos!!!!). No tengo duda que he crecido muchísimo, he ido madurando un poco, y sobre todo, más que nunca, he ido perdiendo mis miedos. Aún que no sé de que será el futuro, mi trayectoria en este Arte no se ha finalizado porque todavía mi reto sigue siendo profundizar más las técnicas tanto como siendo de Tori que realizar de Uke, y adquirir un nivel gratificante de proyección y de seguridad, que sé que los miedos siguen salpicando por todo el sistema, y eso siempre.
Ahora me encuentro con muchas ganas de seguir y practicar con mi compañero excelente Gorka, que en torno también se merece todo lo que he podido lograr y todavía más, en ese día inundado por nervios de examinación con el respetuoso jurado de toda la vida Miguel Ángel Monreal y Javier Zubieta. No sé cuanto tiempo podré seguir disfrutando del Aikido... Pero teniendo a mi propio profesor de Aikido en casa, ya acepté que jamás podría liberarme ni del contacto de los pies a la superficie del tatami, ni del cruce de derecha al izquierdo del keikogi (de broma, que estoy viva!!! >< ><…) Y cuanto a la hakama, con sus pliegues, su elegancia y complejidad, a veces que encantaría volver como antes... Como, lo antes: es lo joven, la inexperiencia, la inocencia. Hoy en día, este proceso de origami de tela negra me hace consciente muchas veces, con mucha tristeza y nostalgia, de cuanto es importante la responsabilidad, el concepto del 'hara' imposible de entender, ni lograr a parte del Maestro, y osea, la contradicción del insufrible 'yo' de mi ego, y sobre todo 'la union' que no existe pero que seguimos todos, tanto como el pasado, como ahora y mañana, soñando...
Y en cuanto a mi Shodan... Me encantaría primero agradecer a mis compañeros de Aikido Villava que 3 veces a la semana hemos podido practicar juntos el Aikido, y con quienes he podido aprender muchísimo, sobre todo con la confianza de los más veteranos como Patxi Yoldi, David Remírez e Iñaki Ventura, y más otros alumnos. (Aquí no puedo resistir a mencionar mis pocas compañeras que para mi, siempre son esenciales, cada día, y que siempre vivo con mucha alegría sus presencias en el tatami- Maite, Berta, Elena y Nuriii). Y para agradecer a Javier Bravo, mi profesor y a finales de mes convertido-marido, no sabré exactamente y adecuadamente como agradecerle.
Sensei Dick Stroud del MIT Boston, un hombre negro, pequeño pero robusto de más de 70 años, con los ojos brillando de malicia como un niño más majico con un tanto escondido a la espalda, es el responsable por haberme introducido en sus clases de Aikido, y de primeras a Javier, con mucho celo infantil y a la vez con el corazón más amoroso del mundo. Sensei Stroud me forzó el Aikido y supo humillar mi rebeldía de tal forma que ahora entiendo que quiso trazar una trayectoria muy importante en mi vida. En esta época, ni sabía mi derecho de mi izquierda, ni era consciente de la coordinación posible entre mis pies y manos, cabeza, mente, alma.
El año siguiente, cuando vine aquí a vivir en España, me dio la bienvenida Javier Zubieta en el tatami de su pueblo, e inmediatamente empezé las clases de Aikido con Javier Bravo, en Villava, siguiendo con mi des-coordinación alucinante y rebeldía (no había forma de hacer los ukemis en el suelo, que no, que no y no!!!). Javi tuvo mucha paciencia y dedicación conmigo y poco a poco me transmitió de que se trataba el Aikido. A la vez que yo, empezó Dani, que ya no practica, pero que íbamos progresando juntos. Como Sensei Stroud, Javier no me perdonaba las cosas. Hoy, quiero decirlo quizás con mi 'kyai' más alto: Domo Arigato Gosaimashita Javi por tu perseverancia y exigencia (--pero eso no significa que ahora me puedes cascar como hacen nuestros gatos!!!!). No tengo duda que he crecido muchísimo, he ido madurando un poco, y sobre todo, más que nunca, he ido perdiendo mis miedos. Aún que no sé de que será el futuro, mi trayectoria en este Arte no se ha finalizado porque todavía mi reto sigue siendo profundizar más las técnicas tanto como siendo de Tori que realizar de Uke, y adquirir un nivel gratificante de proyección y de seguridad, que sé que los miedos siguen salpicando por todo el sistema, y eso siempre.
Ahora me encuentro con muchas ganas de seguir y practicar con mi compañero excelente Gorka, que en torno también se merece todo lo que he podido lograr y todavía más, en ese día inundado por nervios de examinación con el respetuoso jurado de toda la vida Miguel Ángel Monreal y Javier Zubieta. No sé cuanto tiempo podré seguir disfrutando del Aikido... Pero teniendo a mi propio profesor de Aikido en casa, ya acepté que jamás podría liberarme ni del contacto de los pies a la superficie del tatami, ni del cruce de derecha al izquierdo del keikogi (de broma, que estoy viva!!! >< ><…) Y cuanto a la hakama, con sus pliegues, su elegancia y complejidad, a veces que encantaría volver como antes... Como, lo antes: es lo joven, la inexperiencia, la inocencia. Hoy en día, este proceso de origami de tela negra me hace consciente muchas veces, con mucha tristeza y nostalgia, de cuanto es importante la responsabilidad, el concepto del 'hara' imposible de entender, ni lograr a parte del Maestro, y osea, la contradicción del insufrible 'yo' de mi ego, y sobre todo 'la union' que no existe pero que seguimos todos, tanto como el pasado, como ahora y mañana, soñando...
Y por último, me encantaría homenajear la línea de Aikido en
Navarra, su nacimiento y sus raíces profundos desde el Maestro
Kitaura... Los veteranos que fueron antes que yo, de cualquier dojo y grupo... Y los Aikidokas por todo el mundo, tanto como a Sensei Stroud
que nos sonríe desde arriba con los Maestros y Uchideshis de O'Sensei...
Todo lo que ha podido converger... a nuestras humildes existencias.
Muchísimas gracias!!!!! <3 <3 <3
Felicidades Alexandra!
ResponderEliminarEnhorabuena Alexandra, muchas gracias por compartir estas líneas en este pequeño blog, como siempre te digo consigues plasmar en palabras tus sentimientos y eso es algo envidiable desde mi punto de vista. Espero compartir largos años sobre los tatamis contigo, es un placer practicar con personas como tu, siempre con una sonrisa y un gesto amable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Omedetō (Enhorabuena), Alexandra por tu éxito.
ResponderEliminarAbrazo.
Muchas felicidades Alexandra por tu cinturón :-)
ResponderEliminarYo no pude veros mucho porque estaba concentrado en el mío, jajaja
Saludos,